Estaba algo preocupado porque ya era algo tarde. El camión venía lleno. Y apenas alcancé a subirme al segundo escalón del estribo. Con alegría ví que una guapa compañerita iba también en el camión además de algunos otros buenos amigos.
Al preguntarme el chofer a dónde me dirigía para cobrarme, quise indicarle que "allá a Pueblo Nuevo" pero al hacer en tan reducido espacio la indicación con las manos apuntando con mi dedo la dirección, la varilla de mis lentes se atravesó a la trayectoria de mi dedo índice y... zaaaaz! Volaron mis lentes por los aires hacia afuera del camión!!!
Lo máximo que pudo hacer el chofer por mí fue detenerse a que me bajara a buscarlos, pero no me esperó.
Los lentes no se rompieron, solo se empanizaron con tierra. Ese día no llegué puntual a la primera clase... Pero lo que mas me dolió fue el oso con la compañerita a quien nunca mas intenté cortejar mas...
Rubén (alias el Briseño, alias quien sabe que mas)
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